Alma celeste para amar nacida.
Espronceda.
Casi me amabas.
(...)
Sí, sí, me amaste sobre los brillos, fija,
final, extática. El mar inmóvil
detuvo entonces su permanente aliento,
y vi en los cielos resplandecer la luna,
feliz, besada, y revelarme el mundo.
Vicente Aleixandre: Sombra del paraíso.
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