2014-03-09

A muller estaba espida ...



LA MUJER estaba desnuda.


Llegó un hombre,
descendió a su sexo.
Desde allí la llamaba
a voces cóncavas,
a empozados lamentos.
                                          Pero ella
no podía bajar
y asomada a los bordes sollozaba.


Después, la voz, más tenue
cada día,
ya se iba perdiendo en remotos vellones.


La mujer sollozaba.


Tendió grandes pañuelos
en las lámparas rotas.


Vino la noche.


Y la mujer abrió de par en par
sus inexhaustas puertas.



                                           J. A. VALENTE:   Breve son.

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